El masoquismo es… volverlo a intentar una y otra vez con aquella persona que te ha hecho pasar tantos días y noches llorando sin parar, pero que al mismo tiempo es la que te ha hecho sentir la persona más feliz del mundo. Solo hablar con ella un rato, hace que todo el día estés contento.
Tener miles de altos y bajos, sobre todo de estos últimos, volver a estar unos días bien, de risas, intentando que te diga que sigue queriéndote, que quiere verte, que te extraña, en definitiva, que deje su orgullo a un lado, para que al final vuelva a desaparecer como tantas veces lo ha hecho.
Cómo poder pensar que esta vez iba a ser diferente, que esta vez no iba a huir, pero así es, una vez más cuando mejor estáis, ella desaparece, sin dar explicaciones, sin volver a contestar ninguno de tus mensajes, y tú te quedas destrozada sin entender por qué volvió a pasar esto. Tonta de ti, vuelves a preguntarte si hiciste algo mal, cuando la culpa es suya, y solamente suya, de su miedo, su cobardía, su orgullo, su bipolaridad, su poca madurez, su horrible forma de querer. Y mientras tanto, tonta de ti que no abres los ojos, intentas hacerte creer que esta será la última, que no vas a volver a caer, pero en el fondo sabes que no será así. Vuelves a llorar, y en vez de empezar a odiarlo un poquito, lo que haces es recordar cada momento feliz junto a él.
Cómo os conocisteis, aquel encuentro en la parada del metro, aquel paseo por el centro comercial, aquel reencuentro después de tanto tiempo sin veros, aquellos besos, aquellos abrazos, aquellas caricias, su risa, su cuerpo desnudo, su forma de hacerte el amor, sus palabras bonitas, sus «te quiero», su forma de hacerte rabiar…y recordando todo esto, sin querer, se te escapa una tímida sonrisa, mientras por tu mejilla empieza a caer una lágrima de tristeza y dolor.
Así una y otra vez, sin aprender, porqué sabes que la única persona que te puede recomponer, es la misma que te ha desecho en pedacitos. Porque un buen día con él, vale más que mil malos.
Y esto, es a lo que yo le llamo «MASOQUISMO» con todas sus letras.
NUNCA APRENDERÉ…